Perfumes de mujer: las fragancias que han hecho historia
“La belleza del perfume es que habla a tu corazón…y, con suerte, al de alguien más”. Así sintetizó Elizabeth Taylor el efecto que el perfume, producto de belleza ancestral donde los haya, tiene en quien lo usa y en quien lo huele. Algunos perfumes de mujer han alcanzado el estatus de auténticos iconos, ya porque su fragancia es una declaración de intenciones, ya porque las mujeres que les dieron imagen son también iconos.
Chanel Nº 5, de Chanel
La leyenda dice que el 5 era el número preferido de Coco Chanel, así que cuando el perfumista Ernest Beaux le presentó varios frascos de laboratorio numerados, ella escogió el número en cuestión. La fragancia: esencias de naranjo, jazmín, rosa, madera de sándalo e ylang ylang. Una mezcla que, para la diseñadora, hacía que una mujer no oliera a flores, sino a mujer. La botella simple, cuadrada, con una tapa en forma de diamante, apenas ha cambiado desde 1921. En un estilo publicitario inédito hasta entonces, Coco se convirtió en la imagen de campaña de su perfume, inmortalizada en la revista Harper’s Bazaar en 1937. Décadas después, sigue siendo uno de los perfumes de mujer más populares.
Shalimar, de Guerlain
Al ver por primera vez el frasco de Shalimar queda claro porqué fue presentado en la Exposición Internacional de Artes Modernas Industriales y Decorativas, en 1925. No es solo un frasco que contiene perfume, es una pieza decorativa en sí misma. Jacques Guerlain creó su fragancia más celebre inspirado en Oriente. Shalimar es el nombre de los jardines que el emperador mogol Shah Jahan construyó para el amor de su vida, Mumtaz Mahal. La fragancia contiene notas de lirio, jazmín y cuero, pero probablemente su esencia más característica sea la bergamota. En conjunto, Shalimar transmite voluptuosidad y opulencia, reminiscencias de los locos años 20 del siglo XX que siguen inalterables en los años 20 del siglo XXI.
Opium, Yves Saint Laurent
La colección Otoño-Invierno 1977 de Yves Saint Laurent estaba inspirada China. El diseñador aprovechó el momento para lanzar un nuevo perfume, mezcla inusual de pachulí, mirra y vainilla. El nombre elegido para la fragancia, aunque acorde con la temática de la colección, levantó revuelo en el mundo entero y, especialmente, en Estados Unidos. Opium, después de todo, era una referencia directa al opio, una de las sustancias más adictivas que existen y una droga cuyo tráfico incluso provocó conflictos internacionales. Este aura de transgresión aumentó su celebridad. Sigue siendo uno de los diez perfumes de mujer más vendidos en Francia.